domingo, 11 de mayo de 2008

::ABDUCCIÓN Y PRAGMATISMO

Osvaldo L. Delgado


Fuente: Consecuencias, revista digital de psicoanálisis, arte y pensamiento.
www.revconsecuencias.com.ar:80



El autor plantea el psicoanálisis como una teoría del obstáculo, desde el inicio y los distintos modos y nombres que van teniendo en la obra freudiana, inscribiendo su punto culminante de la elaboración doctrinaria tal como se demuestra en "Análisis terminable e interminable" situando en un mismo lugar, un obstáculo en la práctica clínica y en la formación del analista.

Hay un entrecruzamiento en la dimensión del obstáculo en la dirección de la cura, y las distintas elaboraciones que Freud hace en relación con la pregunta y el lugar del obstáculo que ha sido un lugar fecundo, un lugar de interrogación principal. No se lo desecha, sino que se lo hace comparecer, aunque ese obstáculo pueda hacer caer el conjunto de la teoría elaborada hasta ese momento.

Las referencias epistemológicas y filosóficas son tenidas en cuenta en el desarrollo de este trabajo como soportes conceptuales donde se dan cita puntos de coincidencia y diferencias.



Punto A

Toda la historia del psicoanálisis da cuenta que la producción conceptual no está disyunta de la dimensión singular de cada tratamiento.

A su vez, el trabajo conceptual y riguroso, no excluye la cuestión de que no es una disciplina cerrada, y que sus conceptos no están formados de una vez y para siempre.

Surge en el contexto cultural y científico de fines del siglo XIX, en la Europa Central de habla germana. Siendo una de las tres respuestas al malestar en la cultura, surgidas en el mismo ámbito geográfico y social. Las otras dos fueron el fascismo y el marxismo.

Pero es a partir de la falla, en la cultura occidental, a partir del surgimiento de la ciencia moderna en el siglo XVII, en el desgarramiento entre cultura humanista y cultura científica, en donde el psicoanálisis va a realizar su operación de elevar lo singular al paradigma, y la ocasión a la estructura.

Pero tal como lo formula Freud, en la VI de sus Conferencias de las "Lecciones de Introducción al Psicoanálisis": "Premisas y técnica de la interpretación" (1915-1916) (A. E. Tomo 15) que la aceptación de lo inconsciente "Inicia en la ciencia una nueva orientación decisiva".

Tal es la justeza de esta afirmación, que para los psicoanalistas, el saber inconsciente marca el límite de toda posibilidad de lectura, ya que ésta es sólo posible a partir del propio análisis.

La Carta 69 a Fliess del 21 de septiembre de 1897 (A. E. Tomo 1), nos brinda una de las más valiosas enseñanzas respecto a la producción de saber en psicoanálisis, nos revela el paso capital de la primera teoría del trauma, a la concepción de la fantasía, bajo la fórmula "ya no creo más en mi neurótica".

Pero esto es sólo posible, a partir de un cambio fundamental, en su posición respecto al padre.

Dice Freud en la carta citada: "Después, la sorpresa de que en todos los casos el padre hubiera de ser inculpado como perverso sin excluir a mi propio padre".

De la posición de víctima a la responsabilidad, da cuenta de la dimensión ética, del psicoanálisis.

Freud, no sólo se enorgullece de ser capaz de tal autocrítica, sino que además formula: "¿Y si estas dudas no fuesen sino un episodio en el progreso hacia un conocimiento ulterior?

Jacques Lacan en "La ciencia y la verdad" (Escritos I. Ed. Siglo XXI – 1978, México), va a dar cuenta de la relación singular que tiene lo que denomina "división del sujeto" y la "vocación" científica del psicoanálisis.

Dice Lacan: "Recordemos donde lo desanuda Freud: en esa falta de pene de la madre donde se revela la naturaleza del falo. El sujeto se divide aquí nos dice Freud, para con la realidad, viendo a la vez abrirse en ella el abismo contra el cual se amurallará con una fobia, y por otra parte recubriéndolo con esa superficie donde erigirá el fetiche, es decir la existencia del pene como mantenida, aunque desplazada".

"Por un lado extraigamos (el paso –de) (pas- de) del (paso del pene) (pas – de – penis), que debe ponerse entre paréntesis, para transferirlo al paso – del – saber (pas de savoir), que es el paso vacilante de la neurosis".

El traductor aclara que el "pas" nombra tanto el adverbio de negación como "paso", por lo tanto nombra un "paso en fal…ta".

En virtud de esta cuestión realiza un ordenamiento de los textos en la misma perspectiva del trabajo que realizamos. Centra primero la cuestión en "La escisión del yo en el proceso defensivo" (1940 (1938)), el texto sobre el fetichismo de 1927, luego "La pérdida de la realidad en las neurosis y en las psicosis" de 1924; y a partir de ahí el ordenamiento de la segunda tópica.

Lacan va a situar al nacimiento de la ciencia moderna, a partir de la física, pero asienta las condiciones de posibilidad del psicoanálisis en el cógito cartetesiano.

"Es impensable que el psicoanálisis como práctica, que el Inconsciente, el de Freud, como descubrimiento, hubiese tenido lugar antes del nacimiento en el siglo que ha sido llamado en Siglo del genio, el XVII, de la ciencia" (La ciencia y la verdad)

Lacan da cuenta en "La ciencia y la verdad", de cómo Freud no se desprendió nunca de los ideales del cientificismo.

Ciertamente Freud parte de la búsqueda de la causa, ya que se asienta en las ciencias de la naturaleza, pero como lo formula J. A. Miller en su texto "Introducción a la Clínica Lacaniana" (El P-RBA, capitulo VI. Barcelona 2007), en psicoanálisis la causa es doble. Más precisamente entre la causa y el efecto hallamos la defensa.

Freud parte de ubicar un "hecho" como traumatismo, luego un dicho que da un sentido, finalmente el síntoma que es un sentido.

Es este ordenamiento del que nos habla Lacan cuando enuncia que lo propio del sujeto psicoanalítico, aquel que es excluido por la ciencia, es la división entre verdad y saber, división que Freud expresa en su fórmula "Wo es war, soll Ich werden".

Fórmula que da cuenta de ubicar a la verdad como causa.




Punto B

Karl R. Popper, en "Lógica de la Investigación científica" (Ed. Tecnos, Madrid 2004), proponiéndose analizar la lógica de la investigación científica, realiza un cuestionamiento riguroso del método inductivo, ya que éste lleva a incoherencias e incompatibilidades lógicas, también a regresiones infinitas de un mero carácter de inferencias probables. Va a afirmar que el método inductivo se sostiene en una doctrina del apriorismo, y que confunde los problemas psicológicos con los epistemológicos.

Popper, contrasta a este método con el deductivismo, pero afirma que no existe ningún método lógico para poder tener ideas nuevas, ya que todo descubrimiento contiene un "elemento irracional", también llamada "intuición creadora".

Esta "intuición", sólo puede alcanzarse por una introyección (Einfühlung) de los objetos de la experiencia.

En el texto citado propone cuatro procedimientos de contrastación de una teoría:

A) Comparación lógica entre las diversas conclusiones.

B) Cuál es la forma lógica de la teoría (empírica, tautológica, etc.)

C) Comparación con otras teorías.

D) Contrastación por la aplicación empírica.

Estos procedimientos valen temporalmente ya que la nueva idea puede quedar corroborada o desacreditada.

Popper formula a su vez, que en toda investigación científica nos encontramos con el "problema de demarcación" entre las ciencias empíricas y los sistemas metafísicos.

Pero ¿cómo se establece el criterio de demarcación que propone?

En la página 37 del texto citado, va a formular que se trata de una decisión que va más allá de toda argumentación teórica.

Dice Popper: "Y si miramos el asunto desde un ángulo psicológico, me siento inclinado a pensar que la investigación científica es imposible sin fe en algunas ideas de una índole puramente especulativa (y a veces sumamente brumosas): fe desprovista enteramente de garantías desde el punto de vista de la ciencia y que en esta misma medida, es metafísica". (Pág. 38 Idem).

Pero inmediatamente pasa a formular algo, que alcanza en Freud como lo veremos en el punto V de este capítulo, un extremado rigor.

Se trata de la "verificabilidad" y la "falsabilidad" de las construcciones teóricas.

Cada enunciado científico debe ser susceptible de contrastación para que tenga valor científico y no una mera hipótesis psicológica.

Popper va a formular una diferenciación que tiene un gran valor para nuestro campo de interrogación: los enunciados universales y los existenciales.

Los enunciados que presentan en exclusividad nombres universales los llamará "estrictos o puros"; y a los que nombran un "hay", una existencia, se denominarán "existenciales".

Estos dos enunciados tienen una implicación mutua ya que: "La negación de un enunciado estrictamente universal equivale siempre a un enunciado estrictamente existencial y viceversa".




Punto C

Freud, a pesar de no referirse explícitamente a la abducción, la emplea asiduamente llamándola "phantasieren" que según nuestro criterio tiene el valor de lo que Popper formula como el "elemento irracional" en toda intuición creadora y, se trata en su pluma de una "fe desprovista de toda garantía".

Es Charles Sanders Peirce quien desarrolla los fundamentos del método abductivo.

En "Lecciones sobre pragmatismo (Ed. Aguilar, Argentina 1978), afirma: "La deducción prueba que algo tiene que ser, la inducción muestra que algo es efectivamente operatorio; la abducción sugiere que algo puede ser".

Se trata de una intuición (insight) que sobreviene como un relámpago (flash) y se orienta en relación a un saber conjetural.

Para Peirce, es la única operación lógica que puede introducir una idea nueva e implica investigar científicamente en el plano de la acción sobre el mundo exterior.

En "El hombre, un signo" (Ed. Grijalbo. Barcelona 1988) va a afirmar que este discernimiento (el abductivo) refiere a las operaciones a la que pertenecen los juicios perceptivos, y esta facultad se parece "a los instintos de los animales en que supera con mucho los poderes generales de nuestra razón". Esta misma consideración va a ser desarrollada en el punto 4 del capítulo VI llamado "Instinto y abducción", de las "Lecciones sobre el pragmatismo".

Pero en el punto 3 de la Lección VII, llamado "Pragmatismo: lógica de la abducción", va a afirmar: "Cualquier hipótesis, por tanto, puede ser admisible, en ausencia de razones especiales para lo contrario, siempre que sea susceptible de verificación experimental, y sólo en la medida en que sea susceptible de verificación".

Para Jaime Nubiola en "Investigar la subjetividad" (Ed. Letra Viva, Argentina 2007) trabajando sobre las relaciones entre Ludwig Wittgenstein y Charles S. Peirce, va a ubicar a la abducción como la contribución más significativa de este último.

La abducción que implica generar hipótesis de hechos que nos sorprenden, la empleamos no sólo en la actividad científica, sino en todas las actividades humanas.

Para este autor la deducción es analítica o explicativa, la inducción sintética o ampliativa; pero la abducción es un "tipo de inferencia que se caracteriza por su probabilidad" y alcanza siempre una conclusión conjetural (Nubiola).

Para Nubiola, la cuestión que impresiona a Peirce, es el fenómeno de la creatividad científica en la que se articulan abducción, deducción e inducción.

La primera introduce ideas nuevas, la segunda extrae las consecuencias necesarias y verificables, y la tercera confirma experimentalmente las hipótesis.

La abducción trata la cuestión de la creatividad.

Lo que se expresa en el texto citado es que en la comprensión de la creatividad, se encierra una de las claves para poder ir más allá del materialismo cientista todavía dominante en nuestra cultura, que tiene como consecuencia relegar al ámbito de lo a-científico aquellas dimensiones de la actividad humana no reducibles a un lenguaje fisicalista o a un algoritmo matemático.

En esta perspectiva que estamos comentando, el fenómeno de la sorpresa es un punto filosóficamente muy importante. "La sorpresa produce una cierta irritación y demanda una hipótesis, una abducción que haga normal, que haga razonable aquel fenómeno sorprendente". Formulación en sintonía con Peirce en la séptima de sus "Lecciones sobre el pragmatismo".

Juan Samaja en "Investigar la subjetividad" (Ed. Letra Viva, Argentina 2007) va a radicalizar esta cuestión, ya que para él no se trata solo de lo que sorprende, sino de lo que deja perplejo.

Se diferencia de Nubiola, sin embargo al afirmar que en la abducción siempre figura la regla como un elemento fundamental.

Samaja, siguiendo la perspectiva de Hegel en el 2º Tomo de la "Ciencia de la lógica", que más adelante comentaremos, destaca otro método, ya no la abducción, como tampoco la deducción y la inducción, sino la analogía que habla de un caso concreto y ya no de universales. Caso concreto "que tiene la virtud de haber sido traído por la mente por una resonancia, por la semejanza que resuena en el elemento que le presentan los rasgos que nos dejan perplejos".

En todo proceso creativo contaríamos con dos unidades de análisis argumentales: la analogía y la abducción. Para Samaja el proceso sería el siguiente: "Al comienzo está la analogía, tras ella la abducción que nos hace posible una predicción hipotética y la inducción permitiría una ratificación o una corrección eventualmente".

Lo que Nubiola siguiendo a Peirce afirma, Samaja lo abre como pregunta "¿Podemos destacar que en el proceso inferencial, el salto creativo se produce esencialmente en el momento de la abducción?".




Punto D

Retomando a Peirce en las "Lecciones sobre pragmatismo" (Ed. Aguilar, Argentina- 1978), en el prólogo se afirma que: "El método propio del pragmatismo en cuanto actitud filosófica es pues, la lógica de la abducción o lógica de la conjetura que dirige la acción intelectual: la abducción consiste en el proceso de formar hipótesis explicativas. Constituye la única operación lógica que introduce una idea nueva".

Estas consideraciones se van a desplegar especialmente en el punto 3 de la Lección VII, llamado "Pragmatismo: lógica de la abducción".

Para Peirce la máxima del pragmatismo abarca la lógica entera del proceso abductivo. Radicalmente el pragmatismo es la cuestión de la abducción.

El pragmatismo puede permitir toda clase de vuelo de la imaginación, siempre y cuando ésta descienda "sobre un posible efecto práctico".

Pero a su vez el pragmatismo como tal implica la radicalidad del "efecto práctico".

En el texto "El concepto de filosofía en Wittgenstein" (K. T. Fann. Ed. Tecnos. Madrid 1992) en el capítulo VII, llamado "El significado", se va a dar cuenta de que no se trata de preguntar por el significado sino por el uso que hacemos de él.

Destaca que para el primer Wittgenstein, se trataba de dar por sentado que la función que tenía el lenguaje era representar hechos. Por lo tanto las palabras tienen referencias y las oraciones poseen sentido.

Pero para el último Wittgenstein, el significado de una palabra es su uso en el lenguaje.

Para este Wittgenstein "Comprender una oración es estar preparado para uno de sus usos. Si no podemos pensar ningún uso para ella, entonces no la entendemos en absoluto".

Se trata ciertamente de una concepción instrumentalista (o pragmática) del lenguaje.

"El lenguaje es un instrumento. Sus conceptos son instrumentos" (Wittgenstein)

Pero aquí debemos destacar que para el Wittgenstein del "Tractatus" el problema cardinal de la filosofía, es lo que no puede decirse sino solo mostrarse.

Para Fann "Todo el sentido del "Tractatus", es precisamente mostrar lo inexpresable exhibiendo claramente lo expresable". Lo inexpresable, lo que sólo puede mostrarse es la metafísica, la ética, la religión y el arte.

Richard Rorty en "Deconstrucción y pragmatismo" (Ed. Paidos. Argentina – 1998), por su parte va a afirmar que el pragmatismo comienza a partir del naturalismo darviniano, ya que los seres humanos son sólo seres fortuitos de la evolución. En este punto comparten las sospecha nietzscheanas sobre la mundanidad platónica y "la convicción de Nietzsche de que distinciones tales como cuerpo versus mente, y objetivo versus subjetivo, deben reformularse para limpiarlas de las presuposiciones platónicas y darles un sustento naturalista".

Simon Critchley, en el mismo texto, se pregunta si es deconstructivo el pragmatismo y si es pragmática la deconstrucción.

Se va a responder que el pragmático deconstruye la concepción epistemológica de la verdad y la reemplaza por el planteo que dice que la verdad, es lo que es bueno creer.

A su vez la deconstrucción es pragmática en dos sentidos: Primero la deconstrucción de textos para detectar lo que Derrida llama "La metafísica de la presencia"; segundo en relación a la reducción wittgenssteiniana del significado al uso.

En este punto se hace necesario plantear las diferencias entre Wittegenstein y Freud en primer lugar, y luego las que acontecen entre el primero y Austin.

Según Paul – Laurent Assoun en "Freud y Wittgenstein" (Ed. Nueva Visión. Buenos Aires, 1992).

Ambos tomaron lo que constituye el síntoma en relación al saber, Freud por la vía del inconsciente, Wittgenstein por su parte se ocupó del lenguaje.

Los dos rechazaron las tendencias a la síntesis, y reivindicaron el análisis incluso hasta ubicarse en analogía con la química.

Recordemos en este punto muy brevemente lo que nos dice Hegel respecto al conocer analítico y el sintético en su "Ciencia de la lógica" (Ediciones Solar, Argentina 1993- Segunda Parte, Libro III, La doctrina del concepto): "El conocer analítico es la primera premisa de todo el silogismo, es la referencia inmediata del concepto al objeto: por consiguiente la identidad es la determinación que él reconoce como suya, y él es sólo el acto de recoger lo que existe.

El conocer sintético procede hacia la comprensión de lo que existe, es decir, procede a captar la multiplicidad de las determinaciones en su unidad. Por consiguiente es la segunda premisa del silogismo, donde lo diferente como tal se halla relacionado. Por lo tanto su meta es la necesidad en general".

Para Freud, la cuestión de la síntesis, atenta contra una clínica que es del detalle no generalizable. Por eso según Laurent – Assoun, el psicoanálisis reivindica la descomposición (zerlegung) y la desagregación (zer – se tzung).

Wittgenstein representa un "magnífico desafío a la racionalidad psicoanalítica, dirigido tanto a Freud, como al psicoanálisis, no por un filósofo como cualquier otro, sino por un contemporáneo que él mismo se había entregado a una crítica del lenguaje al abordar la filosofía como síntoma" (Laurent – Assoun).

Pero le reconoce a Freud, una particularidad precisa que está en el hueso mismo de la praxis psicoanalítica, precisamente que el tipo de saber que produce el psicoanálisis es un saber con efectos.

Por otra parte, tal como lo hemos dicho, Wittgenstein se ocupa del lenguaje pero con una perspectiva diversa a como lo hace Austin.

Wittgenstein opera sobre el lenguaje como un medio para alcanzar su objetivo que es sintéticamente demostrar que los "problemas filosóficos nacen de confusiones e incomprensiones en el uso del mismo". ("Cómo hacer cosas con palabras", J. L. Austin. Ed. Paidos, Argentina 2003).

Por su parte Austin, estudia el lenguaje ordinario en si mismo, pudiendo tener como consecuencias no buscadas deliberadamente, colaborar en resolver problemas filosóficos.

Probablemente lo más original que aportó Austin es lo que dio en llamar "expresiones realizativas" (performative utterances).

"Realizativo", es un neologismo que deriva de "realizar", como en lengua inglesa "performative" proviene del verbo "to perform".

Estas expresiones no describen, no registran, no son ni verdaderas ni falsas, sino que indican precisamente que la emisión de una expresión es en si mismo realizar una acción.

El ejemplo paradigmático en psicoanálisis es la comunicación de la regla fundamental, ya que ésta, es un dicho que implica un acto, que funda una escena, que implica la suposición del inconsciente como dimensión ética.




Punto E

Umberto Eco en "Como se hace una tesis - técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura" (Ed. Gedisa, Barcelona 1999) plantea que la investigación no sólo es posible en las ciencias naturales y sobre bases cuantificativas.

Pero para una investigación con vocación científica, se requiere en principio de cuatro requisitos:

1. La investigación "versa sobre un objeto reconocible y definido de tal modo que también sea reconocible por los demás".

2. "La investigación tiene que decir sobre este objeto cosas que todavía no han sido dichas o bien revisar con óptica diferente las cosas que ya han sido dichas".

3. "La investigación tiene que ser útil a los demás".

4. "… debe suministrar elementos para la verificación de las hipótesis que presenta y por tanto tiene que suministrar los elementos necesarios para su seguimiento público".

Hallamos en Freud la presencia de estos cuatro requisitos que plantea Eco, con la más absoluta rigurosidad.

La peculiaridad de Freud es que se orienta siempre en relación a lo que Jacques Derrida (Notas sobre deconstrucción y pragmatismo. Ed. Paidos, Buenos Aires 1998) llamará "un secreto coextensivo con la experiencia de la singularidad", a aquello que permanece inaccesible y heterogéneo a todo totalitarismo.

La precisión en la investigación y en la práctica clínica es solidaria de su referencia a los detalles. Práctica clínica que no es una experiencia en bruto, sino efecto de un acto que produce un sitio (en el sentido de Alain Badiou) apto para que se precipite el acontecimiento de la experiencia del inconsciente.

Freud observa y ordena con precisión los problemas clínicos y formula los problemas con total rigurosidad y los va reformulando a partir de la mencionada praxis del detalle.

Toma posición de su construcción en el límite mismo del saber neurológico – psiquiátrico, toma de posición que llama su "osada intromisión" en la famosa carta a Roman Rolland conocida como "Un trastorno de la memoria en la Acrópolis" (S. Freud. (1936), A.E. Tomo 22) pero siendo intrínseca la investigación a la operación analítica, Freud llega a afirmar en su "Presentación autobiográfica" (1925) (A.E. Tomo 20): "La investigación científica (es) el interés capital de mi vida".

En los inicios de su práctica y de la construcción doctrinaria lo hallamos queriendo explicar la naturaleza de los síntomas con una orientación causalista.

Este es el camino que le va a permitir explicar la etiología y a producir una nueva nosología.

Aunque parte del hecho clínico, no es un empirista. "Partiendo de ideas todavía imprecisas nos concentramos sobre su significación por medio de repetidas referencias al material del que parecen derivadas, pero que en realidad les es subordinado" ("Pulsiones y destinos de pulsión" (1915) A. E. Tomo 14).

Esto lo lleva a producir conceptos que a partir del real clínico los va modificando, ampliando o sustituyendo. No se trata de un proceso lineal sino que su camino es que: "arriesga hipótesis y edifica construcciones auxiliares que retira si no se confirman" ("Conferencia Nº 35: En torno de una cosmovisión" (1923) (S. Freud. A. E. Tomo 22)

A su vez siempre da cuenta de las reglas que se deducen tanto de la experiencia como de la investigación. Incursiona tanto en diversos problemas clínicos como en otros campos del saber, establece nexos y análisis comparativos. Sitúa las coincidencias y es exhaustivo en las diferencias.

Induce, deduce, utiliza asiduamente la analogía y la abducción que se presenta claramente en los quiebres, saltos y especulaciones.

Se ocupa primeramente de legitimar la utilización de cada referencia conceptual que no provenga de los datos clínicos, antes de avanzar en una nueva elucubración.

Esto lo orienta permanentemente en una interlocución con la cultura y la ciencia de su época y ante ellas, a veces inventando un interlocutor imaginario, da prueba de sus hipótesis, responde a las objeciones y valida sus argumentos.

Construye un método y da cuenta de todas sus fuentes y medios.

En "Fragmentos de análisis de un caso de histeria"(1905-1901) (A. E. Tomo 7) dice: "Ante lo incompleto de mis resultados analíticos, me vi obligado a imitar el ejemplo de aquellos afortunados investigadores que logran extraer a la luz los restos, no por mutilados menos preciosos, de épocas pretéritas, completándolas luego por deducción y conforma a modelos ya conocidos.

Me decidí pues, a proceder análogamente aunque haciendo constar siempre, como un honrado arqueólogo, donde termina lo auténtico y comienza lo reconstruido".

En la misma perspectiva en "La interpretación de los sueños" va a referirse a la cuestión de las necesarias investigaciones parciales, investigaciones de detalles.

En la Segunda de las "Lecciones de Introducción al psicoanálisis (A. E. Tomo 15 ) nos dice: "En toda labor científica es mucho más racional someter a observación aquello que primeramente encuentra uno bajo sus miradas, esto es, aquellos objetos cuya investigación se lleva a cabo seriamente, sin prejuicio alguno, pero también sin esperanzas exageradas, y si además, nos acompaña la suerte, puede suceder que merced a la conexión que enlaza todas las cosas entre si, y claro es que también lo pequeño con lo grande, la labor emprendida con tan modestas pretensiones nos abra un excelente acceso al estudio de los grandes problemas".

Pero esto no lo exime, sino todo lo contrario, de la permanente tensión entre el detalle de la singularidad y su elevación a la dimensión de estructura, como también a la particularidad del psicoanálisis donde el paciente mismo toma parte en la investigación como lo formula en "La etiología de la histeria" (1896) (A. E. Tomo 3). Con extrema cautela Freud nos advierte que cuando nos alejamos del material básico podemos emborracharnos con nuestras propias opiniones, cuestión que está en el núcleo de esta tesis, ya que tal "borrachera" es una manifestación del saldo lamentable de ciertos análisis de los analistas.

Por eso en la XVI de las citadas Lecciones, nos dice: "… me parece, pues, mucho más adecuado combatir las teorías divergentes contrastándolas con casos y problemas concretos". Su vía es pragmática.

Existe coincidencia de la investigación y el tratamiento hasta cierto punto pero también se diferencia, ya que no es lo mismo dirigir una cura, que el momento de la elaboración de un caso clínico.

Ciertamente el discurso del psicoanálisis no es el de la ciencia, pero participa absolutamente de la esencia misma de lo científico, con una radical especificidad tal como lo manifiesta claramente en la Lección VI de las "Lecciones de introducción al psicoanálisis" (A. E. Tomo 15): Pero la aceptación de lo inconsciente "inicia en la ciencia una nueva orientación decisiva".




Punto F

Miller, en "Cinco variaciones sobre el tema de la elaboración provocada" tomando como objeto de interrogación al cartel, lo extiende al problema de la "transferencia de trabajo".

Dice: "El más uno, no es el sujeto del cartel, le corresponde insertar el efecto sujeto en el cartel, toma a su cargo la división subjetiva, y a su vez exige que el más uno, no se apropie el efecto de atracción, sino que lo refiera entre nosotros a otra parte, entre nosotros a Freud y Lacan.

Miller, pone en correlación la abducción y el deseo de saber, desarrollado en "El Seminario sobre el Post-analítico", y citando a Peirce lo llama "la capacidad de adivinar".

Existen cuatro modos de producción de conocimientos: la deducción, la inducción, la analogía y la abducción.

Los tres primeros son reconocidos como tales por el positivismo, a diferencia del cuarto que lo desestabiliza.

En nuestros términos, los tres primeros tienen la garantía del Otro, el cuarto refiere al S(/A) y lo consideramos solidario con la caída del velo del horror al saber.

(Miller, pone en correlación abducción con el Deseo de Saber en "El Seminario sobre el Post-analítico").

A su vez, la abducción es lo que sostiene a la conversación. Y la conversación: "… quizás... es lo que instalamos nosotros en el lugar del Nombre del Padre; a diferencia de la ciencia, en la época del Otro que no existe, según Laurent".

La abducción como capacidad de adivinar funciona en el límite de lo sabido, que es hábito, fuente de la inducción en Peirce. Salto, a su vez, de la deducción que es "puramente aclaratoria". Por eso, según Ruiz – Werner, "… la fuente de donde proceden todas las premisas que hacen avanzar la ciencia es la abducción".

Esta "capacidad de adivinar" se presenta en Freud del siguiente modo, dice el 25 de Mayo de 1895:

"Durante éstas últimas semanas he dedicado a este trabajo cada uno de mis minutos libres. Todas las noches, entre las 11 y las 2, no he hecho más que imaginar (Phantasieren), transponer (Ubersetzen), adivinar (Erraten) y sólo me detenía cuando se topaba con una absurdidad o cuando ya no podía más".

A la altura de "El Malestar en la Cultura", refiriéndose a la introducción del concepto de pulsión de muerte en 1920, exclama:

"Al principio presenté estas concepciones con la única intención de ver adónde llegaban, pero con los años, han cobrado tal dominio sobre mí, que no puedo pensar de otro modo".

Sólo en 1920, Freud dudó, retrocedió, vaciló respecto a su "bruja adivinante" que lo visitaba por las noches, vacilación que se produjo sólo con la introducción de la pulsión de muerte.

Esto no es evidente en Peirce: más bien pareciera que el proceso abductivo implica en sí la causa en tanto oculta. Peirce, reconoce tanto regularidades de la naturaleza, como ley o determinación, como una causalidad sostenida en el azar como "principio esencial inserto en el fondo último del universo".

La abducción se orienta hacia la contingencia causal.

Miller, en "Cómo se inventan nuevos conceptos en Psicoanálisis" se refiere al concepto de causa en el psicoanálisis: la causa que funciona como tal en tanto permanece oculta. El desarrollo que Miller hace en ese texto es una apretadísima síntesis de su curso "Causa y consentimiento".

Siguiendo a Miller, podemos decir que, en Psicoanálisis, hay una relación discontinua entre causa y efecto: entre una y otro está la represión. La fijación no alcanza como antecedente causal, la represión nombra la elección de neurosis, que en el curso citado quedará correlacionado con "La elección forzada" y "La insondable decisión del ser" en Lacan. Se trata del objeto y el sentido en "tanto este es privativo del sujeto", de su consentir.

Entonces, la abducción es una de las cuatro modalidades de producción del conocimiento científico.

Decíamos que la abducción es una de las cuatro modalidades de producción del conocimiento científico. La abducción es descripta por primera vez por Aristóteles en "Los primeros analíticos". La deducción, ligada a las escuelas empiristas, son las de más desarrollo en la historia del pensamiento científico.




Bibliografía
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• Austin, J. L: Cómo hacer cosas con palabras. Ed. Paidos, Argentina 2003.
• Derrida, Jacques: Notas sobre deconstrucción y pragmatismo. Ed. Paidos, Buenos Aires 1998.
• Eco, Humberto: Como se hace una tesis - Técnicas y procedimientos de investigación, estudio y escritura. Ed. Gedisa, Barcelona 1999.
• Fann. K. T.: El concepto de filosofía en Wittgenstein. Ed. Tecnos. Madrid 1992.
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• Freud, Sigmund: "Conferencias de introducción al psicoanálisis", 6ª Conferencia. (1915-1916) Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 15.
• Freud, Sigmund: "Conferencias de introducción al psicoanálisis", 2ª Conferencia "Los actos fallidos". (1915-1916) Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 15.
• Freud, Sigmund: "Conferencias de introducción al psicoanálisis", 16ª Conferencia "Psicoanálisis y psiquiatría". (1917 (1915-1916)). Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 16.
• Freud, Sigmund: Presentación autobiográfica (1925). Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 20.
• Freud, Sigmund: "Conferencias de introducción al psicoanálisis", 35ª Conferencia: En torno de una cosmovisión. (1923). Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 22.
• Freud, Sigmund: La escisión del yo en el proceso defensivo" (1940 (1938)). Obras Completas, Amorrortu Editores, Buenos Aires, Vol. 23.
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• Nubiola, Jaime: Investigar la subjetividad. Ed. Letra Viva, Argentina 2007.
• Peirce, Charles Sanders: Lecciones sobre pragmatismo. Ed. Aguilar, Argentina, 1978.
• Peirce, Charles Sanders: El hombre, un signo". Ed. Grijalbo. Barcelona 1988.
• Popper, Karl R.: Lógica de la Investigación científica. Ed. Tecnos, Madrid 2004).
• Rorty, Richard: Reconstrucción y pragmatismo- Ed. Paidos. Argentina, 1998.
• Samaja, Juan: Investigar la subjetividad. Ed. Letra Viva, Argentina 2007.







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